Tras la devaluación, el salario real se licuó y, con la expansión de la actividad, el empleo creció con fuerza. Pero desde mediados de 2008 se frenó. Se teme que la desocupación vuelva al 10% antes de fin de año. Proponen bajar cargas impositivas y reducir la burocracia para que las pymes generen puestos. Advierten que, a pesar del blanqueo, la informalidad volverá a crecer. El Gobierno lo niega y no se plantean reformular las propuestas del área. La industria sufrió en abril su sexta caída interanual en la producción. Las pymes redujeron del 74 al 67% el uso de su capacidad instalada.
El modelo K de generación de empleo que recuperó los puestos perdidos durante parte de la convertibilidad y la crisis de 2001 está agotado y los especialistas no ven en el horizonte cambios que le permitan al mercado laboral recuperar el dinamismo que adquirió en los primeros años del 3 a 1. Es más, la mayoría cree que la desocupación regresará a los dos dígitos antes de fin de año.
La suba de los costos laborales, licuados tras la devaluación del peso, es la razón por la que el mercado de trabajo se frenó, coincidieron economistas de la Universidad Católica Argentina (UCA) y el Instituto de Desarrollo Social Argentino (IDESA).
Los especialistas aseguran que el origen de la “crisis laboral” es más fruto del agotamiento del modelo de crecimiento basado en salarios reales bajos que de la crisis financiera internacional.
El principal motor de la expansión hasta comienzos de 2008 fue la abrupta caída del salario real producida por la devaluación de 2002. Ahora, con costos laborales a niveles similares a los que había antes de la devaluación, para enfrentar el desafío de mantener el empleo y el salario real es necesario cambiar la política laboral. “Por el contrario, si se insiste en profundizarla, los costos sociales serán enormes”, advirtieron.
No piensa lo mismo la viceministra de Trabajo, Noemí Rial. “Esta semana, General Motors anunció que fabricaría el auto argentino; Volkswagen, que construirá una 4x4 aquí; se realizaron inversiones en fábricas de calzado que se traducen en puestos de trabajo. No se entiende de dónde sacan sus datos los economistas, porque el trabajo formal crece desde 2003. Cuando lanzamos el blanqueo muchos dijeron que no iba a funcionar y, desde entonces, se legalizaron 135 mil puestos”, dijo a PERFIL.
No obstante, la funcionaria aseguró que “es difícil predecir lo que va a pasar a fin de año con el empleo, porque no lo sabe el mundo”, en alusión a la crisis internacional.
Los economistas acuerdan en que los niveles de actividad económica, empleo y salarios reales están íntimamente vinculados. Las tres variables pueden crecer de manera sostenida, en la medida en que la inversión y los aumentos de productividad lo sean. Bajo estas condiciones, el incremento en los costos laborales no cercena la capacidad de generación de empleos gracias a que se financian con los aumentos de productividad. Esto es lo que ocurre, en general, en los países bien organizados. En cambio, cuando los incrementos de costos laborales superan los incrementos de productividad, hay pérdidas de empleos. En este sentido, para sostener el empleo con bajos niveles de productividad se requiere que el salario real se mantenga bajo.
En ese sentido, Dante Sica, de Abeceb.com destacó que el mercado laboral de este año y 2010 será muy distinto al de 2006 y 2007, cuando estaba en auge. “Hay muchas empresas que tomaron personal porque aumentaba la demanda, pero no invirtieron en tecnología para hacerse más eficientes. Ahora lo que veremos es que se concentrarán en mejorar el rendimiento, más que en contratar nuevo personal.”
Contrariamente a lo que plantea Rial, la UCA cree que por el alza de los costos, el empleo informal volverá al 40% para fines de año, desde su actual nivel de 37 por ciento, según los cuestionados datos oficiales.
“Para que el empleo siga creciendo –al menos, como para evitar que la tasa de desempleo aumente– y se reduzca la informalidad, es necesario que crezca el empleo formal. Pero esto no puede ocurrir en un escenario donde es cada vez más costoso, difícil y riesgoso contratar a un trabajador en blanco. Agotada la licuación de costos laborales y sin incrementos significativos en la actividad económica, es muy difícil que crezca el empleo formal neto. Sin aumentos en el empleo formal, para que el desempleo se mantenga en un dígito, el crecimiento de la informalidad tendrá que ser intenso”, auguró un reciente informe de la Escuela de Economía de la UCA.
A su vez, un informe del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (UIA) que mide el Indice de Obreros Ocupados (IOO) aseguró que el mes pasado se contrajo un 2,6% respecto a igual período de 2008, en tanto que horas trabajadas presentó una caída interanual de 4,3 por ciento, reflejando “el goteo” de puestos de empleo que esta semana admitieron líderes sindicales oficialistas. El estudio de la UIA asegura también que el uso de la capacidad instalada de las pymes cayó del 74% promedio de 2008 al 67% en los primeros tres meses de 2009. Durante el mes de abril, la producción industrial mostró la sexta caída interanual consecutiva, empujada por la baja automotriz.
Piden menos impuestos
En su más reciente trabajo sobre la situación del empleo, la Escuela de Economía de la UCA insistió en que para mejorar la dinámica del mercado laboral es necesario reducir los costos laborales y mejorar el ambiente de negocios para facilitar inversiones.
“Argentina está en clara desventaja frente al resto del mundo. El último informe ‘Doing Business 2009’ del Banco Mundial –que analiza el ambiente de negocios en 181 países ubica a nuestro país en el lugar 113° del ranking”, asevera el trabajo.
También advierte que el costo del despido, que en la Argentina equivale a 90 sueldos y promedia 50 para América latina, “constituye un obstáculo para la generación de empleo formal y tiene una alta incidencia entre las pequeñas empresas, que son las que por motivos tecnológicos y de organización de la producción tienen la mayor rotación laboral. Sería recomendable reemplazar el actual esquema indemnizatorio por uno basado en el ahorro para el desempleo, semejante al que funciona de manera rudimentaria en el sector de la construcción”. No recomienda volver a “licuar costos laborales” con otra devaluación, ya que, advierte, estas políticas tienen altos costos y poca eficacia social, lo que empeoraría la situación.
Diez mil puestos, en peligro
La semana pasada, un grupo de empresas de call centers y la Agrupación de Centros de Atención al Cliente de la Cámara de Comercio, entre otras, le enviaron una nota al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, en la que aseguran que, como resultado de las paritarias en el sector mercantil, que arrojaron una suba de $ 300 para los empleados de comercio, peligran 10 mil puestos de trabajo.
Se refieren a la porción de trabajadores de call centers que se vinculan a la exportación de servicios, como atención al cliente de aerolíneas, empresas de tecnología y celulares, entre otras, afectadas a su vez por la crisis global.
Fuentes del sector apuntaron que la suba de costos no es la única variable que está haciendo peligrar la actividad exportadora de servicios de este tipo. También recalcan que los gobiernos de Chile, Perú y Colombia ofrecen incentivos fiscales para la radicación de esta actividad.
Recordaron que Chile subsidia con US$ 3 mil a cada puesto que genera un call center. Advierten que en la Argentina hay 70 mil puestos de trabajo en el sector, pero que el país perdió la ventaja que lo convirtió en líder regional en este rubro.